La economía venezolana contemporánea continúa presentando distorsiones que impactan severamente la operatividad y viabilidad del sector empresarial. Entre ellas, la persistente y fluctuante brecha entre el tipo de cambio oficial publicado por el Banco Central de Venezuela (BCV) y el valor del dólar en el denominado “mercado paralelo” se erige como un factor crítico. Más allá de las conocidas consecuencias inflacionarias y de acceso a divisas, esta disparidad no solo engendra una perniciosa «trampa tributaria», sino que también agudiza la pérdida de competitividad. El presente análisis se adentrará, con la lógica como estandarte, en cómo esta brecha cambiaria impone una carga fiscal sobre ganancias inexistentes y crea un terreno de juego desigual para las empresas.
El Fundamento del Problema: La Realidad de la Adquisición de Divisas
Para comprender la trampa y sus efectos ampliados, es fundamental partir de una premisa fáctica inalterada: la gran mayoría de las pequeñas y medianas empresas venezolanas que requieren divisas para la importación de materias primas, insumos, repuestos o bienes terminados, se ven forzadas a adquirirlas en el mercado paralelo. La oferta de dólares en el sistema financiero venezolano a la tasa oficial del BCV es, en la práctica, insuficiente para algunos e inexistente para otros, de difícil o nulo acceso para cubrir la demanda del mercado. Esta no es una elección de los empresarios, sino una imposición fáctica derivada de las limitaciones del sistema cambiario formal.
Supongamos que la tasa oficial del BCV se sitúa en 100 Bolívares por dólar (Bs/USD), mientras que en el mercado paralelo –el único referente real para muchas operaciones de reposición– el costo de adquirir un dólar asciende a un valor hipotético de 130 Bs/USD. Una empresa que necesite importar $10,000 en insumos deberá desembolsar 1,300,000 Bs (10,000 USD * 130 Bs/USD). Este es su costo real, tangible y verificable en sus flujos de caja.
La Distorsión Contable y la Génesis de la «Trampa Tributaria» – Ilustrada
Aquí es donde la lógica del sistema tributario colisiona con la lógica económica real. La normativa contable y fiscal venezolana, específicamente en lo referente al Impuesto Sobre la Renta (ISLR), exige que las operaciones en moneda extranjera sean registradas, para efectos fiscales, utilizando la tasa de cambio oficial provista por el BCV.
La siguiente tabla visualiza el impacto para una importación de 10,000:
Concepto | Tasa/Cálculo | Monto en Bs. | Implicación Fiscal/Contable |
Tasa Oficial (BCV) | 100 Bs/$ | – | Tasa para registro contable y fiscal |
Tasa Paralelo (Realidad) | 130 Bs/$ | – | Tasa real de adquisición |
1. Costo Real | 10,000 USD * 130 Bs/$ | 1,300,000 | Desembolso efectivo |
2. Costo Registrado | 10,000 USD * 100 Bs/$ | 1,000,000 | Base de costo para ISLR |
3. Diferencial No Reconocido (1 – 2) | 300,000 | 300,000 | Costo real no deducible fiscalmente |
4. Ganancia Ficticia (Efecto Fiscal) | Igual al Diferencial | 300,000 | Monto para impuestos sin ser ganancia real |
La diferencia de 300,000 Bs representa, desde una perspectiva puramente económica y de flujo de caja, un mayor costo de adquisición de la divisa. Sin embargo, la Ley de ISLR no permite la deducción de esta «pérdida» o mayor costo. Al subestimar el costo del insumo (registrándolo en 1,000,000 Bs en lugar de 1,300,000 Bs), la base sobre la cual se calculará la utilidad bruta de la empresa se ve artificialmente inflada.
La Consecuencia Lógica: Tributar Sobre una Renta Ficticia
El efecto directo es que la renta neta fiscal de la empresa será superior a su renta neta real. Los 30 Bolívares por dólar de diferencia (300,000 Bs totales en nuestro ejemplo) que la empresa efectivamente pagó de más, no son reconocidos como un gasto a los efectos del ISLR. Por el contrario, estos 300,000 Bs se convierten, para efectos fiscales, en una “ganancia ficticia” que se suma a la base imponible del ISLR. La empresa, por tanto, paga impuestos sobre una utilidad que nunca obtuvo.
Efectos Perniciosos Ampliados: La Erosión de la Competitividad
Más allá de la carga fiscal directa sobre ganancias inexistentes, esta distorsión tiene efectos perniciosos que se agravan, especialmente en la competitividad:
- Erosión de la Rentabilidad y el Capital de Trabajo: Como se mencionó, pagar ISLR sobre ingresos no percibidos disminuye la rentabilidad real y drena el capital de trabajo.
- Desincentivo a la Inversión y la Formalidad: Un sistema que penaliza la operación formal con cargas fiscales sobre bases no ciertas desestimula la inversión.
- Incremento de Costos y Presión Inflacionaria: Las empresas pueden intentar trasladar esta carga fiscal distorsionada a los precios, afectando al consumidor.
- Pérdida Agudizada de Competitividad: Este es un punto vital.
- Desventaja Interna: Aquellas empresas que pudiesen acceder a divisas dentro del mercado financiero formal, tendrían una estructura de costos radicalmente menor. Podrían ofrecer precios más bajos o gozar de márgenes reales mucho mayores.
- Desventaja para la Mayoría: Las empresas obligadas a operar con el dólar paralelo no solo asumen un costo de insumos entre un 30% y 40% (o más, según la brecha actual) superior, sino que además son penalizadas con la «ganancia ficticia» a efectos de ISLR. Esto crea un terreno de juego profundamente desigual (una «cancha inclinada»). Es imposible competir en igualdad de condiciones cuando los costos de partida son tan dispares y, adicionalmente, el sistema fiscal agrava la carga para quienes operan con los costos reales del mercado.
- Competencia Externa: Frente a productos importados (que pueden o no enfrentar estas distorsiones al ser nacionalizados) o frente a empresas en otros países, la empresa venezolana ya parte con una desventaja estructural por esta carga fiscal adicional.
- Complejidad y Opacidad Financiera: Se mantiene la dualidad entre realidad económica y registros fiscales.
Razonamientos Finales y Conclusión
La brecha cambiaria en Venezuela, analizada desde una perspectiva lógica y con los datos actualizados, no solo complica la adquisición de divisas y genera problemas macroeconómicos evidentes, sino que impone una carga tributaria irracional y exacerba las desigualdades competitivas. El no reconocimiento del costo real de las divisas adquiridas en el mercado paralelo para fines del ISLR genera una «ganancia ficticia» que obliga a las empresas a pagar impuestos sobre utilidades inexistentes y las coloca en una severa desventaja competitiva.
Esta «trampa tributaria» es un obstáculo significativo para la recuperación económica, la sostenibilidad empresarial y la justicia distribución de las cargas tributarias. Urge resolver los factores macroeconómicos que incentivan la existencia de una brecha cambiaria irracional en un mercado cambiario que, al menos desde el punto de vista normativo, es “libre”. Ignorar esta lógica es perpetuar un sistema que, lejos de fomentar la producción y la equidad, la grava de forma desproporcionada sobre bases irreales y distorsiona gravemente la competencia en el mercado.
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